Desarrollo del TDAH

Desarrollo del TDAH a través de la vida.

desarrollo_introEs muy difícil  diagnosticar a un niño menor de 5 años con TDAH  u otro problema del desarrollo, aprendizaje y/o conducta- Existen algunos indicadores que nos permiten, a través de la historia de desarrollo y de la observación directa de los maestros y padres, ir recopilando algunos datos para después realizar un diagnóstico acertado. Las siguientes características son una recopilación de una investigación realizada con padres cuyos hijos hoy están detectados con T.D.A.H.

Primera infancia: de los cero a los tres años.

desarrollo_1a_infanciaExiste una tendencia a padecer T.D.A.H. aquellos niños que suelen mostrarse y responder más negativista que los niños de su edad, sus reacciones emocionales son magnificadas, padecen trastornos de sueño y alimentación. Los bebés hacen vocalizaciones extrañas y tienden a ser mucho más alérgicos.

Toda esta sintomatología es necesario tomarla con pinzas, ya que también muchos niños que después se les ha diagnosticado T.D.A.H. han sido unos bebés tranquilos y sin ninguna señal aparente.

Hasta los tres años es realmente difícil diferenciar la patología de la normalidad, ya que los períodos de atención cortos son característicos de ésta edad y normalmente tienen mucha actividad motora. Sin embargo se ha encontrado que algunos patrones de conducta se salen del parámetro, tales como: Dejan de dormir siesta a edades muy tempranas, tienen más accidentes que los demás niños y se denotan algunos movimientos motores menos coordinados, tanto finos como gruesos. Demandan mucha atención, les cuesta mucho trabajo estar y jugar solos, son muy celosos y suelen responder intensamente ante las rivalidades con los hermanos.

Preescolar: de los tres a los siete años.

desarrollo_preescolarAl crecer, las características van tomando ciertas formas como sus respuestas en situaciones de tipo social, muchos padres reportan que simplemente dejan de salir con los niños o que se convierte en un problema decidir adonde llevarlos y adonde no. La dinámica familiar normalmente se altera, ya que es muy importante estar siempre en supervisión del infante. Su hiperactividad e impulsividad lo llevan a cometer actos que normalmente los hermanos no hicieron, tales como: Salirse de la casa, brincar y treparse a las sillas sin ninguna conciencia del peligro al que se exponen. En actividades que se requiere compartir, escuchar o ejecutar una instrucción suelen fallar. Presentan muy baja tolerancia a la frustración, por lo que no soportan perder y se desesperan de no aprender habilidades como los otros niños de su edad (andar en bicicleta, patines). Normalmente el niño puede presentar agresiones hacia sus hermanos, padres y compañeros de juego derivadas de la falta de autocontrol y frustración. Se les dificulta respetar las normas de la casa o escuela y “pareciera” que no internalizan ni “escucharan” las rutinas como lavarse los dientes, manos, comer con los cubiertos etc. Todas aquellas actividades que requieren de espera y control se perciben alteradas así como el control de esfínteres, cooperar para que se le vista, esperar a que la mamá lo atienda y en general dilatar sus necesidades.

Para este momento los conflictos de pareja llegan a puntos extremos, ya que discuten constantemente debido a que cada uno percibe que el otro no es lo suficientemente severo y firme para poner orden y educar al niño.

Primaria: de los seis/siete años a los doce/tres años.

Si para entonces la sintomatología no ha sido detectada, al ingresar a la primaria es la prueba de fuego, ya que por las características del sistema educativo el niño debe haber desarrollado tanto habilidades sociales, emocionales y pedagógicas que incluyen atención, control de su impulsividad, tolerancia a la espera y haber aprendido a dilatar sus necesidades. Ahora el niño ya no solo se encuentra bajo la observación de sus padres, sino que la escuela juega un papel preponderante en la evaluación del trastorno.

Por lo tanto, generalmente desde el primer año de primaria empezarán a mostrarse de manera más evidente todas estas características que no permiten al niño desarrollarse de manera adecuada tanto con sus compañeros como con las autoridades.

Varían significativamente sus períodos de atención, le es difícil llevar a cabo instrucciones en las cuales se incluyen 2 o 3 comandos a la vez, no pueden terminar un trabajo, ya que suelen saltar de una a otra actividad, el vuelo libre de ideas lo lleva a no centrar sus intereses en un solo objetivo, por lo tanto no pueden atender a todos los detalles que la escuela exige, tales como la calidad esperada, ortografía, adecuada organización de pensamiento para poder transmitir sus ideas tanto escritas como orales.

Para algunos niños tanto el aprendizaje de la lectura como de la escritura le van a representar un enorme reto, ya que tendrá que controlar sus impulsos para que le permitan llevar a cabo actividades  precisas. Normalmente van a centrar su atención en detalles no importantes en la lectura, por lo que el realizar un resumen o rescatar información no implícita del texto representa el haber podido consolidar habilidades que requieren de atención sostenida, concentración y búsqueda de los significantes, por lo tanto, los niños que manifiestan problemas en esta área no podrán llevar a cabo con éxito este tipo de trabajos en los tiempos esperados según el grado escolar al que pertenezcan.

El aprendizaje de las ciencias sociales y naturales determinan, además de la habilidad de lecto – escritura, la habilidad de memorización con la intención de relacionar datos y fechas que los ubiquen tanto en un espacio temporal como espacial, por lo que comúnmente pierden el interés, lo cual los lleva a obtener calificaciones bajas en éstas materias. Requieren además del manejo de un vocabulario que les facilite la comprensión de los conceptos y palabras abstractas tales como espacio, universo, infinito, etc.

En otro sentido, aquellos niños que manifiestan intereses centrados en la lecto – escritura es posible que su problemática se circule en el área de matemáticas donde de igual manera el niño necesita apoyarse de forma ordenada para poder entender los procesos de un sistema, que evidentemente es muy importante para el aprendizaje de las matemáticas, ya que toda operación y resolución de problemas lleva implícito un procedimiento preciso. Suelen olvidar con frecuencia algunos de los pasos en las mecanizaciones (como los signos de + y -), y/o confunden los conceptos. Necesitan apoyarse con material concreto aun en los grados superiores, ya que el pensamiento abstracto que requiere de una sistematización  y orden interno no lo han desarrollado. Las características del pensamiento lógico – matemático que entre algunas son la reversibilidad, la búsqueda de diferentes alternativas para explorar soluciones, flexibilidad de pensamiento, el descomponer el todo en partes y ubicar la unidad como en las fracciones y las equivalencias, la geometría y posteriormente en la teoría de conjuntos y aprendizaje del álgebra. Es usual que al clasificar o seriar el niño tenga dificultades para encontrar diferentes criterios, ya que únicamente busca terminar la tarea y salir del paso debido a la impulsividad, o sólo puede centrar su atención en una de las características sin tomar en cuenta las otras variables, tampoco puede darle tiempo a encontrar las diferentes particularidades de los elementos que le proporcionan los criterios de figura, forma, tamaño, color y función de los elementos, debido a la distractibilidad y centración del pensamiento. Por lo tanto en la medida que las demandas de los grados escolares superiores sean más exigentes el niño comienza a mostrar deterioro tanto en el rendimiento escolar como en su autoestima.

Con frecuencia desarrollan trastornos del aprendizaje como resultado de su hiperactividad, inatención y pobre control de sus impulsos. Sin embargo, el coeficiente intelectual y las sobrecompensaciones que cada niño vaya desarrollando con estrategias es lo que va ir marcando la dinámica del diagnóstico, tratamiento y pronóstico entre cada niño.

La impulsividad les acarrea una serie de conflictos que no son capaces de identificar, ya que al presentarse una situación donde el tiene que responder con las características esperadas para la madurez de un niño de su edad cronológica responde mucho mas inmaduro, es decir: normalmente reporta lo que le hacen los demás, sin poder darse cuenta que probablemente el ocasionó esa reacción en su compañero.

No detectan el lenguaje no verbal en los demás, por lo tanto no dejan de interrumpir, continúan la broma, o manifiestan emociones fuera de lugar y contexto lo cual irrita a las personas que conviven con él. Normalmente toman las cosas sin pedirlas primero, si durante la clase recuerdan algún dato que para ellos es importante lo verbalizan sin importar que la maestra o los demás estén trabajando en otra actividad.

Tampoco son capaces de atender a las normas establecidas dentro de un salón de clases. Levantan la mano antes de que la maestra termine de hacer una pregunta, se levantan y deambulan por todo el salón, tiran y desordenan el material escolar. En su mesa de trabajo se encuentran objetos y materiales que no necesitan. Interrumpen el trabajo de los demás con actitudes como pararse y quitarles la regla, romperles la mochila o enojarse porque no les hacen caso cuando ellos desean.

Su ritmo de trabajo difiere mucho con los demás, frecuentemente su trabajo es lento y no atienden a la calidad, o intentan terminar rápidamente si se involucró en la competencia por ser el primero, pero con un costo importante en cuanto a calidad del trabajo y aprendizaje significativo. Necesitan que se les repita la instrucción individualmente y en varias ocasiones. No retienen la información completa. Pierden el objetivo con facilidad. No distinguen una broma de una ofensa, por lo cual constantemente están inquietos ya que no pueden postergar a que la maestra arregle el problema.

Presentan problemas cuando el trabajo debe ser desarrollado en equipo, ya que no escuchan ni respetan las opiniones de sus compañeros. Olvidan traer lo que se les pide, desde la firma de un recado hasta el material para llevar a cabo una actividad. No obstante hacen la tarea se olvidan de guardarla en la mochila o la dejan sobre su escritorio, a pesar de anotar la tarea olvidan los libros y textos en la escuela que tienen que llevarse a casa para hacer la tarea. Confunden con frecuencia el día que necesitan llevar uniforme de deportes y por lo tanto lo traen cuando no deben  traerlo.

Todo este cuadro les impide que sus compañeros y maestros confíen en ellos, de tal forma que no son bien aceptados para elaborar trabajos de equipo o encargarles  alguna responsabilidad. Debido a que no retienen la información completa interpretan la misma y normalmente los resultados son negativos. En su mayoría son niños muy inteligentes (en muchas ocasiones el C.I. es superior al promedio) se percatan de sus fracasos, de su inhabilidad para resolver ejercicios que los demás si pueden, pero especialmente comienzan a sentirse “raros”, “diferentes”, “tontos” y desgraciadamente comienzan a desarrollarse problemáticas de tipo emocional que afecta la autoestima de forma directa. En muchas ocasiones prefieren portarse mal y hacer travesuras para que se les identifique como traviesos, inquietos o flojos, antes de que los compañeros, maestros, padres y/o hermanos se percaten de la realidad que viven todos los días y en cada momento que es el sentirse y vivir como “diferentes”

Aproximadamente el 25% de éstos niños se involucran en actividades de alto riesgo, que les ocasiona problemas muy severos: Expulsiones de las escuelas, robos, mentiras, deserción escolar, retos a la autoridad, faltas de respeto y agresiones.

Adolescencia.

desarrollo_adoslescenciaEl período adolescente y el T.D.A.H. no son precisamente la mejor combinación, ya que precisamente ésta etapa se caracteriza por cambios bruscos de humor, físicos, intereses intelectuales e inestabilidad motora, así como en un momento dado permanecen distantes e impasibles ante el mundo, en otros momentos tienen prisa para hacer todo al mismo tiempo.

Sin embargo la sintomatología de los adolescentes que presentan T.D.A.H. provoca una serie de conductas que altera de manera significativa su desarrollo tanto emocional, social y académico.

Muchos adolescentes para estas alturas detestan la escuela, ya que es el lugar donde deben demostrar sus habilidades intelectuales, sin embargo, también es cierto que han podido (en algunos casos) desarrollar estrategias para pasar las materias.

El sistema educativo en el bachillerato ayuda a aquellos chicos cuyos períodos de atención continúan cortos, ya que está dividido por materias y a su vez cada clase tiene una duración de 50 minutos. Esto da como resultado que puedan moverse, intercambiar socialmente, cambiar de asignaturas, de escenarios y de modos de trabajar. El bachillerato en sí es mucho más dinámico que la primaria. Al ser las materias independientes ayuda a que el adolescente pueda centrar sus intereses, atender y tener más posibilidades de logro en aquellas materias que se les facilitan y les gustan, por lo tanto se sienten mucho más aceptados que en la primaria, en muchas ocasiones son niños que pueden ayudar a sus compañeros, lo que les facilita la integración y pertenencia al grupo.

Por otro lado, la organización intrínseca del bachillerato puede causarle mayor desorganización, ya que ahora él es responsable de consolidar muchas variables, tales como: Acordarse de llevar el material para cada clase, las tareas normalmente son diferidas en tiempos, llegar a la clase a tiempo y a la que le corresponde, etc.

Obviamente las exigencias académicas son mayores, aquellos niños cuyo C.I. es alto, y además ha desarrollado estrategias va a tener más éxito en relación a aquellos alumnos cuyo C.I. sea más bajo y que sus conductas impulsivas no le hayan podido ayudar a desarrollar estrategias de aprendizaje. (Todo esto pensando que por algún motivo no haya sido diagnosticado y que por lo tanto no haya tenido la oportunidad de haber sido tratado).

La vida social del adolescente que padece el T.D.A.H. normalmente va a ser muy inconstante, varía de uno a otro grupo o tienden al retraimiento. Desean internamente ser iguales a los demás, pero como precisamente durante todos estos años se han acumulado una serie de sentimientos de inadecuación e inseguridad manifiestan tendencias sociopáticas para obtener admiración y respeto de los demás. Suelen involucrarse en problemas con todo tipo de autoridades: Familiares, escolares y/o policíacas, ya que la impulsividad no les permite medir  las consecuencias de sus actos.

Se ha demostrado que aquellos adolescentes que padecen el T.D.A.H. y que no han sido tratados, tienden a adquirir adicciones, embarazos no deseados, accidentes y problemas con la justicia en mayor proporción a aquellos que no padecen el T.D.A.H.

La impulsividad, la dificultad para retardar sus necesidades, la intensidad emocional con la que viven, y sus incumplimientos consolidan un cuadro muy difícil para comenzar a trabajar en un tratamiento, sin embargo, es necesario comenzarlo a la brevedad para evitar o poder manejar los problemas de la vida adulta.

Edad adulta.

Ahora sabemos que el T.D.A.H. NO desaparece en el transcurso de la vida, no obstante, al llegar a la edad adulta normalmente las personas ya han desarrollado una serie de estrategias que les permite ser funcionales, sin embargo los costos emocionales que han tenido que pagar son muy altos. Algunos síntomas como la inatención principalmente, la impulsividad y la intensidad emocional pueden persistir, sin embargo, ahora el adulto ya no tiene que ir a la escuela y atender por horas un tema que no le interesa, puede escoger su actividad y distribuir su tiempo de la manera que más le convenga. Pueden ser personas muy respetadas en su profesión, ya que sus altos niveles de energía, la capacidad de observación y ciertos niveles de agresión canalizada apropiadamente para determinadas funciones les permitirán llevar una vida funcional. Por otro lado, requerirán mucha ayuda para planear desde sus días hasta sus finanzas, estructuras externas que los organicen internamente, un enorme entendimiento de parte de sus parejas así como de su familia ya que sus inhabilidades sociales y las dificultades para aceptar y manejar los cambios no son voluntarios, ya que durante toda su vida han sido personas que han sufrido grandes rechazos, incertidumbre e inseguridades que han conformado una personalidad muy inestable.

La detección temprana, los diferentes tratamientos, la aceptación de la problemática, el potencial intelectual y el desarrollo adecuado de habilidades tanto social, emocional e intelectuales son los factores que determinarán el pronóstico.

Deja un comentario